La fuerza de voluntad es una capacidad que podemos aprender y desarrollar. La voluntad es aquella facultad que, cuando deseamos, nos incita a movernos y alcanzar un objetivo.
Entonces, es aquello que nos ayuda a conseguir nuestros ideales y deseos. Es lo que nos empuja hacia adelante a pesar de las dificultades que podemos encontrar en nuestro camino.
¿De donde saco la fuerza de voluntad?
Muchos, por no decir todos, tenemos deseos que queremos cumplir. Sin embargo, no basta con el simple hecho de querer, sino que debemos encontrar motivación y poner en juego a la voluntad para conseguirlo.
Por lo tanto, en este aspecto, voluntad es sinónimo de elegir. Así, el elegir sería apostar por algo que nos hace ilusión, a lo cual llegaremos mediante la fuerza de voluntad y paciencia. Sin embargo, un aspecto fundamental que nos va a empujar hacia delante es la motivación.
¿Cómo construyo mi fuerza de voluntad?
A modo de ejemplo, podemos decir que la fuerza de voluntad es como un músculo, mientras más entrenas, más crece. Así, aprender a construirla es un proceso gradual y progresivo, el cual se lleva a cabo mediante la repetición reiterada de acciones. Es como si fuésemos adquiriendo nuevos hábitos, necesitando de mucho más esfuerzo en las primeras instancias.
Algo fundamental es tener claro que, como dijimos anteriormente, es un proceso, por lo tanto, los resultados no se obtendrán de manera inmediata. Asimismo, es algo que no tiene fin, pues las situaciones que se nos enfrenten el resto de nuestras vidas serán diferentes, por lo tanto, el proceso de construcción durará toda la vida.
¿Qué hacer cuando la fuerza de voluntad no es suficiente?
Suele suceder que, aun cuando utilizamos toda nuestra fuerza de voluntad para obtener algo, esto simplemente no sucede. Muchas veces se debe a que tenemos pensamientos que nos limitan. Entonces, debemos dejar de lado unos instantes el ejercicio de construir la
voluntad, y centrarnos en eliminar esos pensamientos que nos agobian.
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